He podido disfrutar del Gran Maestro, Don Amancio Prada, en un intenso choque intergeneracional, pero que diablos..... La música, la cultura no entiende de fechas, es más de hacerlo puedo apuntar y asegurar que el pasado fin de semana en el Centro Valey de Castrillón disfrutamos todos como niños, atravesando varios idiomas, autores, poetas y dramaturgos, con tan solo el acompañamiento de una prodigiosa guitarra por la cual si que no pasan los años, mucha destreza y una voz fuerte, muy fuerte, tanto como la propia memoria de Don Amancio.
Generosidad inacabable, me devolvió parte de mis recuerdos, me arrancó varias sonrisas y alguna que otra lágrima.
Gracias Maestro, gracias!
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